El balbuceo lector

El balbuceo es un paso primordial que utilizan los bebés para aprender el lenguaje de sus padres, ya sea el habitual lenguaje hablado o el menos frecuente lenguaje de señas. Ahora se sabe que los niños pequeños también pueden utilizar esta habilidad para aprender a leer en forma natural desde muy pequeños.

Anteriormente vimos que los niños pueden realizar un "balbuceo silencioso" que les permite entrar en el lenguaje de señas si es así como se comunican sus padres. Ahora también sabemos que los niños pueden realizar un balbuceo lector que les permite entrar en el lenguaje escrito a través de una protolectura o "silableo". ¿Cómo pudimos saber esto?

Fueron los mismos niños los que nos mostraron el camino. Primero nos enseñaron que el balbuceo es un paso inicial en la adquisición del lenguaje hablado. Después -con su "balbuceo silencioso"- nos enseñaron que también podían realizar repeticiones de unidades básicas con las manos si el lenguaje a aprender era el de señas. Con esto nos advirtieron que podría existir una suerte de "balbuceo universal" que utilizaría la repetición de las unidades básicas del lenguaje en el que se encuentran inmersos los niños con el fin de aprender dicho lenguaje. Por último, solo nos bastaba descubrir que los niños también podían utilizar este 'balbuceo universal" en el aprendizaje de la lectura. Esto es, utilizar textos repetitivos de sílabas (las unidades básicas del lenguaje escrito) para aprender a leer. Y, al igual que con el "balbuce silencioso", para descubrir el balbuceo lector (o "silableo") solo teníamos que saber observar mejor a los niños.

Algo que ha llamado la atención de muchos autores ha sido el gran interés que tienen los niños por las repeticiones cada vez que las encuentran en un texto. Pero hasta ahora nunca había sido relacionado este comportamiento con el balbuceo universal. Al mostrarnos su interés por las repeticiones en los textos los niños nos estaban diciendo: "si me das un texto repetitivo me facilitarás la comprensión del lenguaje escrito pues así es como yo lo hago". Y eso fue lo que hizo el Silablado, le prestó atención a lo que ellos hacían y escuchó lo que ellos pedían: textos repetitivos. La experiencia mostró que la presentación de estos textos a los niños fue recibida con mucho agrado y entusiasmo por ellos. Además, les facilitó un aprendizaje natural y temprano de la lectura. El silableo también resultó de mucha utilidad ayudando a niños mayores con dificultades en el aprendizaje de la lectura. Al definir el silableo como una protolectura estamos indicando que es un paso evolutivo temprano y anterior a la lectura. Pero a diferencia de los otros balbuceo (el hablado y el "silente"), el balbuceo lector necesita de nuestra ayuda para que los niños lo puedan realizar, los niños necesitan que les alcancemos los textos "silablados" y les digamos qué dicen estos textos repetitivos.